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“Sleeping beauty”, el cóctel de El Paraigua (Barcelona)

El Paraigua es uno de los espacios más singulares de esta gran urbe cosmopolita. Y es que, a pesar de la modernidad que caracteriza a esta metrópoli, todavía conserva tesoros tan increíbles como este local. No solo le avala su tradición, sustentada en que abrió sus puertas en 1968. Además, El Paraigua es una auténtica alhaja de esos tiempos que marcaron la ciudad. Un local que no solo le rinde homenaje al pasado sino que, además, lo ha convertido en una auténtica seña de identidad.

Cruzar su puerta es sumergirse en esas décadas gloriosas de Barcelona del siglo XX. Es entrar en una cafetería que parece llevarnos atrás en el tiempo, y en la que se ha cuidado hasta el mínimo detalle. Llama especialmente la atención saber que El Paraigua tiene el carácter tan singular que le define gracias a una tienda próxima de paraguas y abanicos. Y es que, cuando el establecimiento se creó, todos y cada uno de sus elementos pasaron a decorar el espacio de cafetería de un local con doble personalidad.

El Paraigua Barcelona

Decimos esto porque El Paraigua tiene dos caras. Ambas con esa misma esencia genuina que lo convierten en una visita obligada para quienes viven o pisan Barcelona. Y es que el propio inmueble depara una sorpresa más: estar asentado sobre un antiguo convento de monjas que data del siglo XI. Un espacio que hoy late al ritmo de los conciertos de Jazz y Blues que se organizan. Un espacio que alberga, como no podía ser de otra manera, la coctelería que es santo y seña de El Paraigua.

Sumergirse en él es viajar todavía más atrás en el tiempo. Es volver al medievo y dejarse cautivar por unas bóvedas y paredes de piedra originales de aquella época. Una zona tapizada con espejos para jugar al despiste y dotar de más magia todavía al espacio. Es aquí donde, entre sillones y un escenario que resurge con noctunidad, podemos ver a la estrella del local: la barra de coctelería. Una que tampoco pasa desapercibida, ya que está flanqueada por un antiguo altar.

 

Un espacio en el que Toni López juega a crear, a crecer y a dejarse llevar por una pasión que hoy es profesión.

Aunque siempre estuvo relacionado con la hostelería, Toni creía que su auténtica vocación era ser técnico de sonido. Comenzó trabajando como camarero para pagar sus estudios y, cuando los terminó, se embarcó en una experiencia personal que cambiaría su vida y su destino. Descubrir Suramérica a fondo era una necesidad vital a la que dedicó un año. Una experiencia que le llevaría, de la manera más casual de todas, a descubrir el otro lado de la barra en Perú. Su trabajo como moneda de cambio para pagar la habitación en la que se alojaba. Sería allí donde descubriría el Pisco Sour: un cóctel que fue el primer paso de su camino para vivir América del Sur a través de sus sabores.

El auténtico punto de partida para un viaje profesional de preguntar, leer, estudiar y crear como parte de su forma de entender su propia existencia.

Toni López bartender El Paraigua Barcelona

Nombre del local: El Paraigua
Nombre del bartender: Toni López

¿Cuál es el botánico o garnish sin el que no podrías vivir? El jengibre por sus notas picantes; y la albahaca, que es el aroma de mi tierra.

El bartender ¿nace o se hace? Nace, se hace y se rehace. No basta con hacerse, también hay que reinventarse. Continuar estudiando, investigando. El día que dejas de crear, de estudiar o de tener curiosidad es momento de dejar de ser bartender.

¿Hacia dónde crees que evoluciona la coctelería en España? Vamos a ser pioneros del mundo, porque cada vez estamos más profesionalizados y hay mejores bartenders. Barcelona, por ejemplo, tiene una cultura coctelera bestial. Quizás porque estamos en la puerta de Europa y somos receptivos a todas sus influencias. Sin embargo, a los bartenders nos sigue quedando mucho trabajo por hacer si queremos que, como sucede ahora, cada vez se pidan más cócteles. Tenemos que acercarnos más al cliente. Romper esa distancia que puede hacer creer al cliente que somos unos snobs. Ayudarles a entender y a saber disfrutar de cóctel. Es más, siendo todavía más claro: en cada bar hace falta un bartender de verdad.

¿Qué es lo más divertido que te ha pasado detrás de una barra? Me lo paso tan bien que es difícil elegir un solo momento. Una vez, me moría de risa con una cliente. Estaba haciendo un Manhattan y, cuando tuve la copa fría, se la coloqué delante para servirla. En ese momento, la copa se rompió en la base, y me quedé con lo de arriba en la mano. Ella me miró sorprendida, y solo se me ocurrió decirle “una flor para ti”.

¿Por qué cóctel sientes especial predilección? Por el Old Fashionned. La culpa es del bartender que me enseñó y con el que empecé a disfrutar del mundo de la coctelería. Él me hizo el primero y, desde entonces, es mi cóctel favorito.

¿Qué es lo que más te gusta de Brockmans? Es una ginebra que no pierde la esencia del destilado a pesar de tener un sabor diferente. El enebro, el cilantro y la angélica siguen presentes. Mantiene el cuerpo de la ginebra, con su punto amargo. Además, a un bartender le facilita el trabajo por su selección de botánicos.

Sleeping Beauty” ¿por qué has llamado así a tu cóctel? Lo creé en honor a una amiga que me descubrió la pimienta de sichuan. Una pimienta china cuya flor deja una sensación eléctrica en boca. Además de aportar cítricos y amargura, tiene otra peculiaridad: te duerme la boca. Para agradecerle el descubrimiento, le pregunté cuál era su destilado favorito y resultó ser la ginebra. Y en honor a ella creé a mi propia bella durmiente.

Coctelería El Paraigua Barcelona

INGREDIENTES DEL CÓCTEL DE EL PARAIGUA

  • Brockmans
  • Campari
  • Pomelo
  • Pure mango mix
  • Pimienta sichuan
  • Limón
  • Clara de huevo
  • Angostura (decoración)

ELABORACIÓN

Mezclamos todos los ingredientes, salvo la angostura, en una coctelera para hacer dry shake para emulsionar la clara de huevo.

Introducir hielo macizo en la coctelera y agitar enérgicamente.

En una copa tipo Champagne debidamente enfriada, servimos después de colar.

Con tres gotas de angostura, dibujamos la decoración. Rematamos con una rodaja de limón deshidratado.

 

Un cóctel para saborear simultáneamente notas cítricas, dulces y amargas. Para disfrutar de su carácter refrescante y sorprendente. Una receta tan genuina y única como lo es El Paraigua en el que puede disfrutarse.