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Cinco curiosidades sobre el Dry Martini
Pocos cócteles han levantado, históricamente, tantas pasiones como el Dry Martini. Un clásico, icono de la elegancia, que no solo mantiene intacta su popularidad sino que, además, atesora un buen número de momentos protagonistas a lo largo de la historia. Fruto de sus muchos amantes y del peso que estos le han dado, este cóctel es mucho más que una simple receta.
Bebida de culto, símbolo del glamour, distintivo de una época… es larga la lista de calificativos que podríamos contemplar al hablar del Dry Martini. Un cóctel que, lejos de cualquier complicación, conlleva únicamente tres ingredientes pero que, a pesar de esta sencillez, ha sabido hacerse un hueco en la iconografía moderna.
Más allá de esa amplia lista de celebrities que no dudaron en rendirle pleitesía, el Dry Martini contempla en su historia una buena lista de momentos en los que brilló con luz propia. Hoy queremos rescatar cinco de los episodios más singulares.
1. Un cóctel de orígenes disputados
A día de hoy, son muchas las voces que todavía se disputan el origen del Dry Martini. Y lo cierto es que las versiones son tan variadas que resulta difícil decantarse solo por una. Para algunos, el inicio de este cóctel se debe a un bartender de Boston llamado Martínez; para otros, a un minero de la baja California (que, tras un golpe de suerte, pidió en una taberna algo realmente excepcional con la premisa de pagar mucho por ello; algo que podría haber despertado la creatividad del tabernero).
También hay quien apuesta porque fue el mítico Savoy de Londres el responsable de su receta, mientras que en territorio americano defienden firmemente que el cóctel nació en las barras neoyorquinas justo antes de la Ley Seca.
2. Cóctel de celebración del fin de la Ley Seca y de las negociaciones EE.UU.-URSS
Durante los años de la Ley Seca, el Dry Martini era el cóctel estrella de la clandestinidad de los bebedores pudientes. Quizás por eso, no deja de ser simbólico que el mismísimo presidente Roosevelt (un apasionado de este cóctel) decidiera celebrar la firma de derogación de la ley en cuestión preparándose un Dry Martini en uno de los salones de la Casa Blanca y sin esconderse. Algo que ha pasado a la historia no solo como icono de celebración sino, también, como auténtica sospecha de que era el propio presidente el primero en saltarse la normativa vigente.
Curiosamente, este no sería el único momento en el Roosevelt recurriera al Dry Martini para celebrar algo. También lo preparó para Stalin durante la Cumbre de Teherán en 1943 (que aseguró que enfriaba “más el estómago que otras cosas”); y, años más tarde, para su sucesor, Nikita Kruschev (que no dudó en asegurar que el Dry Martini del presidente era “la más letal de las armas estadounidenses”).
3. La aceituna de la receta clásica no era casualidad
Aunque puede parecer que esas simbólicas aceitunas ensartadas en una banderilla responden a ese aura glamurosa del cóctel, lo cierto es que se deben a una cuestión puramente práctica. Y es que el Dry Martini estaba pensado como un aperitivo, y el hecho de incluir este fruto respondía únicamente a complementar con algo sólido este cóctel. Una forma de comenzar a abrir boca antes de la llegada de los primeros platos.
Con el tiempo y dada la versatilidad del cóctel (que puede disfrutarse en cualquier momento del día, no imperiosamente al mediodía), esta decoración ha ido dando paso a otros formatos (como el twist de lima del Dry Martini de Brockmans).
4. Tantas recetas como excelsos amantes
La lista de personalidades que le juraron fidelidad al Dry Martini es extensa, pero una máxima común a todos ellos es que casi ninguno respetaba fielmente las proporciones clásicas de la receta. Quizás de entre todas ellas, las que han perdurado corresponden a dos de sus más laureados apasionados.
Nos referimos a Ernest Hemingway (que instauró su propia receta incluso en los bares que frecuentaba, donde se acostumbraron a aumentar la proporción de su tan amada ginebra) y Luis Buñuel (que contaba con una receta propia que ha pasado a la historia como parte de la personalidad del dramaturgo). Dos intelectuales que ensalzaron todavía más la figura de este cóctel, perpetuándola como parte de su leyenda personal en el tiempo.
5. Es uno de los cócteles más cinematográficos que existen
Aunque sería interminable la lista de cintas en la que el Dry Martini está presente, lo cierto es que durante muchos años formó parte del reparto de gran parte del cine del viejo y nuevo Hollywood. Una presencia nada aleatoria, sino que en gran medida respondía a la pasión de muchos directores y actores por el cóctel (entre los que se cuentan Woody Allen y Humphrey Bogart).
Sería con la llegada del agente más glamuroso del cine en 1962, ese James Bond 007 encarnado por múltiples rostros del cine como Sean Connery o Daniel Craig, como este cóctel acabaría de consagrarse en la historia del celuloide más allá del resto de sus apariciones.
Cinco curiosidades de las muchas (¡cientos!) que atesora este cóctel en sus muchos años de vida. Una buena razón, su abolengo, para disfrutarlo como lo que es: una deliciosa herencia.