Night Life /

Coctelería Boadas: el carismático triángulo cumple 85 años

Pasión y tradición podrían resumir los 85 años que la coctelería Boadas celebra en este 2018. Un tiempo en el que ha sabido labrarse una fama que, todavía hoy, atesora. Más de ocho décadas reivindicando, entre cocteleras y destilados, un estilo tan personal como es el propio local. Una manera de vivir la coctelería que no solo es importante en nuestro país. Y es que el peso de la coctelería Boadas traspasó fronteras hace mucho, haciéndose hueco entre esos locales internacionales míticos que son lugar de peregrinaje. Auténticas catedrales que contribuyeron a sentar las bases del oficio, tal y como hoy lo conocemos.

Entrar en la coctelería Boadas es sumergirse en otro mundo. En un espacio menudo y triangular que, a pesar del tiempo y de los metros cuadrados, ha sabido renovarse sin modificar su espíritu inicial. Lo ha hecho sin renunciar al estilo que, allá por 1933, asentaría su precursor: Miguel Boadas. Un auténtico visionario en la época, que decidió abrir su propio local en la Barcelona de los años 30 con una apuesta única: la de la coctelería. Una iniciativa que, 85 años después, demuestra no solo que la coctelería Boadas fue pionera en su momento. El paso del tiempo también evidencia que este local continúa estando de rabiosa actualidad.

Y así quedó demostrado cuando, hace apenas unos días, Brockmans Gin acompañó a coctelería Boadas en su fiesta de aniversario. Una que volvió a congregar a bartenders, célebres clientes y anónimos que quisieron acompañar sus muchos años de historia y su presente en una noche para amantes de los destilados.

CÓMO NACIÓ LA COCTELERÍA BOADAS

No fue fruto de la casualidad que coctelería Boadas fuera, ¡y sea!, la primera en abrir sus puertas bajo este formato en España. En realidad, su propuesta es fruto del aprendizaje que un joven Miguel Boadas tuvo en su Cuba natal. Y es que sería allí donde comenzaría a descubrir el mundo de los destilados y la magia de sus recetas. Un punto de partida profesional que cuenta con un nombre que todo lo dice: El Floridita. Otra de esas míticas catedrales que, en tiempos de Boadas, vivió el que fuera su máximo esplendor.

Hablamos de aquellos locos y maravillosos años 20 en los que La Habana era una fiesta continua. Esos mismos años en los que jazz, calor y coctelería se conjugaban como la receta perfecta para los muchos norteamericanos que visitaban este lugar de culto. Uno que, en parte, ha pasado a la posteridad gracias a uno de los más célebres amantes de los destilados y de la capital cubana: Ernest Hemingway.

Coctelería Boadas Barcelona

Atribución | Coctelería Boadas

Sería en este local donde un joven Miguel Boadas descubriera el potencial de la coctelería. Y sería, también, esa su referencia cuando tuvo que volver a la Cataluña natal de sus progenitores. Una tierra que, de primeras, no supo apreciar el inmenso potencial de un bartender con un gran bagaje profesional a pesar de su juventud. Sería tras algunas experiencias en distintos locales de Barcelona cuando decidiera abrir su propio establecimiento. El local era pequeño y con una forma singular. Su oferta arriesgada para la época. Hubo quien se atrevió, incluso, a decir que no estaría abierto más de dos años. Un vaticinio fallido gracias al tesón y la profesionalidad de Miguel Boadas.

La segunda generación de la coctelería Boadas

Y lo logró. Sobrevivió a los oscuros años de la Guerra Civil, amparándose en la bandera cubana que flanqueaba el exterior en referencia a la nacionalidad de Miguel. Un auténtico salvoconducto para declararse como un punto de encuentro neutral, ajeno a cualquier ideología. También supo resistir a los no menos oscuros años de la postguerra. Un momento crucial para que Miguel Boadas encontrara de manera natural a su relevo generacional: su hija María Dolores. Una niña nacida y criada en la coctelería Boadas que, al igual que su padre, tenía la virtud de haber nacido con un don para la coctelería. Y no solo eso: contaba con una permanente sonrisa tras esa barra en la que creció y vivió.

Una mujer que, desde niña hasta 77 años, reivindicó día tras el día el sueño que había forjado su padre. Una mujer cuyo sobrenombre no hace más que demostrar ese carisma heredado de su padre. “La gran dama de la coctelería”, así era cómo se la llamaba y consideraba. Algo que resume, sin exceso alguno, tanto quién era como sus muchos años de dedicación a la coctelería.

COCTELERÍA BOADAS, MUCHO MÁS QUE UNA COCTELERÍA

Pero la clave de coctelería Boadas no radica únicamente en su personalidad. Tampoco lo hace en esa puesta en escena nacida emulando en cierta manera a la decoración de El Floridita de los años mozos de Miguel Boadas. Si algo hace de este triángulo pequeño y único uno singular es que bien pudo considerarse el epicentro de Barcelona durante décadas. Uno que respiraba intelectualidad y cultura, y en el que han convergido a lo largo de sus 85 años de historia artistas y pensadores de todas las épocas.

Celebrities en la Coctelería Boadas

Atribución | Coctelería Boadas

Jacinto Benavente, Picasso, Dalí, Greta Garbo, Almodóvar, Serrat o el propio Hemingway son algunos de los muchos nombres que atesora entre su clientela la coctelería Boadas. Personajes atraídos, en su momento, no solo por ese intimismo de Boadas como lugar de reunión. También por esa atmósfera única que vive y perdura entre sus tres paredes. Quizás el reflejo del carisma de quienes son alma del espacio.

Y sí, la lista de anécdotas del local es casi interminable. Pero no lo es menos su oferta de recetas. Actualmente, la coctelería Boadas maneja la friolera de 1.260 combinados. Una carta inabarcable que saben gestionar, haciendo diariamente una recomendación de seis cócteles. Una combinación que solo se repite cada más de tres años dado su increíble volumen de propuestas.

La aportación de Boadas a la historia de la coctelería

Por su trayectoria y su dedicación a la coctelería, la coctelería Boadas es clave para entender otro fenómeno más. Y es que, inconscientemente, ha sentado cátedra en algunos aspectos de la profesión. Tanto que existe una técnica, a camino entre el escanciado y el throwing, llamada la técnica Boadas. Gracias a la experimentación y basándose en lo aprendido en Cuba, nació esta llamativa manera de servir un cóctel.

Y no, no responde a un espectáculo o una puesta en escena. Miguel Boadas se dio cuenta de que, de esta manera, lograba cócteles menos aguados. Mezclas más delicadas gracias a la caída del líquido en un ángulo determinado sobre el cristal. Una manera de oxigenar más los combinados, y dotarlos de un sabor simplemente diferente.

Técnica de la coctelería Boadas

Atribución | Coctelería Boadas

Quizás por su carácter visionario, solo en coctelería Boadas podía darse algo así. No hablamos solo de la técnica, sino también del nacimiento de la Asociación de Barmen de España. Una entidad gestada entre las paredes de este local en 1962. Y que, como no podía ser de otra forma, tendría como primer presidente a su fundador.

Y si pensar en la coctelería Boadas implica hablar de su pasado, la celebración de su 85 aniversario no hace más recordarnos otro aspecto: su presente. Porque, a pesar de las décadas, continúa reivindicando su personalidad desde ese espacio coqueto y único de la calle Tallers.

Un carácter que, de alguna manera, es un ingrediente más de sus muchos cócteles.