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Cómo catar ginebra, paso a paso
Una copa es una oportunidad única de ir un paso más allá de las apariencias si sabemos cómo catar ginebra. Una forma de no quedarnos solo en la superficie de su sabor sino de indagar en sus aromas y matices para descubrir por completo su personalidad. Algo que podemos hacer, incluso como aficionados, si sabemos cómo.
A pesar de la aparente simplicidad, catar ginebra no es una labor sencilla, de la misma forma que no lo es catar vino o cualquier otro destilado. Tanto para este espirituoso como para otras bebidas, es importante tener en cuenta dos aspectos importantes.
Por un lado y como en cualquier degustación, es fundamental conocer una serie de pautas básicas para saber en qué aspectos hemos de prestar atención. Por otro y al igual que el vino o el whisky, catar ginebra ha de hacerse en unas condiciones determinadas que no enturbien ni sus características ni nuestra percepción.
Un tándem de inicio que no podemos desatender para que disfrutemos al máximo de la cata incluso siendo novatos.
CUATRO CLAVES PARA CATAR GINEBRA
Así, si quieres convertirte en un experto en ginebra, lo ideal es que revises estas cuatro claves para catar ginebra. Una guía básica para comenzar a despertar tus sentidos a esta singular degustación que busca, sobre todo, descubrir la auténtica personalidad de una ginebra.
1. Elegir el abanico de ginebras para catar y comparar
Una de las mejores maneras de catar cuando no se cuenta con formación específica para ello es por comparación. Una forma idónea de poder percibir las diferencias en aromas y sabores que podemos encontrar en los distintos tipos de ginebras. Para establecer esta selección que compararemos, existen diferentes opciones que oscilan entre lo más básico a lo más completo.
Si queremos comenzar con una cata sencilla, lo ideal es optar por una ginebra clásica (en la que la presencia del enebro esté muy marcada), nuestra ginebra favorita y una que no conozcamos. Si queremos realizar una comparativa más amplia, a esa ginebra clásica que comentamos habría que acompañarla de otra cítrica, una floral y, para terminar esta primera aproximación a la cata, una especiada. Un abanico de personalidades tan variado que nos permitirá, de manera sencilla, apreciar sus diferencias.
También es conveniente mezclar ginebras premium con otras de menor calidad para poder apreciar uno de los aspectos importantes de cualquier cata de ginebras: la calidad del alcohol.
Por último, podremos ayudarnos para identificar los aromas de cada una de ellas si nos hacemos con los botánicos presentes en las distintas ginebras que catemos. Una forma de comenzar a familiarizar nuestro olfato con los distintos perfumes y sabores que podemos encontrar en la cata.
2. Temperatura idónea de la ginebra para la cata
Aunque estamos acostumbrados a degustar la ginebra fría tanto en gin tonic como en cócteles (gracias a los distintos tipos de hielos para coctelería), para poder catarla correctamente lo ideal es que esté a 9 grados.
De esta manera, conseguiremos que cada ginebra pueda desarrollar sus aromas sin ser disfrazados por el alcohol.
3. La importancia del vidrio en la cata
Y si la temperatura es importante, más lo es el tipo de recipiente en el que realicemos la cata. Un aliado de esos grados necesarios de servicio pero, también, un auténtico guardián de los perfumes de una ginebra.
Aunque lo ideal para realizar una cata es hacerlo en un catavinos (ya que, por su forma, permiten atrapar los aromas y evitar que se volatilicen), para llevarla a cabo de manera doméstica podemos servirnos tanto de copas de vino como de copas de balón (contemplando que, tanto las unas como las otras, sean translúcidas y de vidrio fino). Estos dos tipos de copas no solo son recomendables por su forma para preservar los aromas sino que, además y gracias a su pie alargado, nos permitirán no variar la temperatura de las ginebras que catemos.
4. Los pasos de una cata de ginebra
Y con todo lo anterior dispuesto, podemos comenzar la cata en sí. Un proceso en el que es recomendable contar con papel y bolígrafo, con vistas a poder anotar las impresiones que tengamos de cada una de las ginebras que participen en nuestra cata.
Así, y para ir paso a paso, tendremos que evaluar los siguientes aspectos en este riguroso orden:
- Observación de la ginebra: serviremos unos 3 cl. de ginebra en cada copa y observaremos al trasluz las características de su color. En caso de que encontremos coloración, nos servirá como evidencia de alguno de los botánicos que contiene.
- Mezclar con agua: añadiremos otros 3 cl. de agua (siempre sin gas) a la ginebra para despertar sus aromas más allá del alcohol. Gracias a la mezcla con agua, conseguiremos que este no empañe los primeros perfumes que podemos evidenciar en el siguiente paso (al que pasaremos tras girar ligeramente la copa con vistas tanto a oxigenarla como a acabar de liberar sus aromas, y evitar que el porcentaje alcohólico sea nuestra primera percepción).
- Olfatear: el primer paso del olfateo es aspirar fuertemente la ginebra para poder identificar los primeros aromas que, de manera habitual, podemos encontrar en una ginebra. Cítricos, terrosos, florales, especiados, frutales o leñosos son algunos de los matices que componen el amplio abanico de aspectos que podemos comenzar a percibir. Además, este olfateo nos permitirá contar con una primera valoración de la calidad del alcohol que compone una ginebra (que no debería ser punzante ni desagradable al olerse).
- Saborear la ginebra: probaremos un pequeño sorbo, que primero circularemos en boca (para tener una primera aproximación a sus sabores) y después dejaremos reposar sobre la lengua (para radiografiarlos con más tino). Más allá del enebro, es interesante que nos tomemos nuestro tiempo para identificar el resto de botánicos que pueden estar presentes en una referencia de ginebra. Para tratar de categorizar una ginebra, nada como fijarnos en la sensación que nos dejará en la parte posterior de la lengua: si notamos sequedad, sabremos que botánicos como la raíz de Angélica tienen más protagonismo; si notamos acidez, este será de los cítricos.
Para finalizar la cata, nada como plantearse una conclusión perfecta para un amante de la ginebra: un gin tonic. Una forma perfecta de saborear, así sea con la presencia de la tónica, todo aquello que hayamos descubierto durante el ejercicio de paladearla sin más aderezo que el agua.
Y no nos engañemos: después de este ejercicio, el gin tonic que disfrutemos sabrá como nunca hasta ese momento. Porque en esa copa podremos saborear, por primera vez, todo aquello que hayamos podido descubrir durante la cata.
Una forma perfecta de indagar en el sabor de nuestro combinado más allá de lo evidente. Una forma de dejarse cautivar todavía más por una ginebra.