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Gimlet, el cóctel mimado del cine negro

Refrescante, con personalidad y sibarita: así podría resumirse el sabor de un Gimlet. Uno de los cócteles más clásicos que existen que, sin embargo, continúan pudiendo reinterpretarse y adaptarse a la actualidad de la coctelería. Quizás porque es uno de los cócteles más seductores de la historia, continúa estando vigente.

Es curioso saber cómo el Gimlet ha ganado peso con el paso de las décadas. Más curioso todavía saber que la sensualidad de este cóctel tiene un nacimiento discutido a día de hoy. Por un lado, para algunos es obra de Sir Thomas D. Gimlette, cirujano de la Marina Real Británica, para quien el actual Gimlet era una manera allá por 1879 de paliar la deficiencia de vitamina C de los marinos británicos.

Sin embargo, otros aseguran que los padres de esta receta que perdura hasta nuestros días se debe a los carpinteros de los años 30 del pasado siglo XX. No solo “inventaron” la receta, ginebra y zumo de lima, como respuesta a la sed, sino que incluso le pusieron el nombre que ha llegado hasta nuestros días… y que no deja de significarse, traduciéndolo del inglés, “barrena de mano”.

BROCKMANS GIMLET

BROCKMANS GIMLET

Más allá de su nacimiento, es cierto que fue el cine el responsable de encumbrar el Gimlet. Algo que logró nada menos que Humphrey Bogart dando vida al detective Philip Marlowe en esa cinta en blanco y negro de El sueño eterno. Novela negra para envolver el hábitat natural de un cóctel, que hay que tomar con premura si queremos mantener su frescura, que fue compañero de los speakeasy.

La genialidad de inmortalizar en el celuloide el Gimlet fue obra del que ha sido, sin duda, uno de los embajadores de este cóctel. El escritor Raymond Chandler, autor de la novela en la que se basa la cinta clásica protagonizada por Bogart, no dejó el Gimlet solo para esa historia. Lejos de eso, son varias sus obras literarias en las que hace alusión al color del cóctel e, incluso, llegó a poner en boca de uno de sus personajes en El largo adiós su pasión por este cóctel: “deja corto al martini”.

A su irresistible sabor y a lo exquisito de su historia, cabe sumarle la sencillez de su elaboraciónUna receta reinterpretada por Brockmans que puede prepararse en unos pocos minutos.

Sencilla complejidad, sabor intensamente suave. ¿Te atreves a descubrirlo?