Brockmans /
Una de las bibliotecas más hermosas del mundo
Me encanta el olor de los libros. La tecnología nos hace pasarnos a las pantallas en muchos casos: móviles, tabletas, readers… pero las páginas, ¡la magia de las páginas! es insuperable. Su sonido, su tacto, su aroma. La cultura impresa en elegantes hojas cosidas entre sí, y testigo de años de historia, no tiene comparación.
El imperio húngaro, reclamo de conquistadores que oleada tras oleada han marcado este país con feroces batallas a lo largo de los siglos, alberga uno de los lugares más arrebatadores para los amantes de la literatura de todos los tiempos.
Abadía Benedictina de Pannonhalma, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, es un bastión donde la educación se perpetúa en los más altos estándares. Pannonhalma, a una hora de Budapest, es un coqueto pueblo de unos 3.000 habitantes sobre cuya colina se alza esta impresionante abadía. En ella, desde el siglo X, una comunidad de monjes benedictinos se dedican por entero a dos tareas: educar y rezar por el país.
La abadía es ahora un internado de excelente reputación escolar donde viven 40 monjes -17 de ellos son profesores- y 350 alumnos entre 12 y 18 años. Además, otras 300 personas trabajan en las distintas labores de la abadía.
Su espectacular biblioteca, contituída en el s. XIX, es una de las bibliotecas más hermosas del mundo. La impresionanate sala principal te deja sin respiración. El profundo aroma a papel, las esculturas, su luz tan especial, las réplicas de escritos centenarios, su elegante combinación de mármol y madera… configuran un precioso espacio imponenete, una experiencia casi poética en su interior.
La biblioteca alberga 400.000 ejemplares de libros de hasta 800 años de antigüedad, que escaparon a las llamas que hicieron arder muchos de ellos en los peores años de su historia. Tantos idiomas, tanta sabiduría, tantos secretos…
El monasterio entero se puede visitar, tanto por dentro como su entorno, y se puede contar con las explicaciones de guías en múltiples idiomas para poder comprender mejor todos los detalles de su historia. Una joya, el corazón de Otto de Habsburgo, hijo del último emperador austrohúngaro, está enterrado en su capilla.
En los campos que rodean la abadía hay plantaciones de lavanda, algo que completa una experiencia Like No Other.
Fotos | Alex Dantart