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El noble arte de llevar sombrero
Si hay un complemento masculino que favorece especialmente y consigue dar el toque perfecto es el sombrero. Lejos quedó la época en que llevarlos era cosa de personas mayores o extravagantes. Es más: hoy en día llevar sombrero es sinónimo de elegancia, y ha pasado de ser un extra en el conjunto para convertirse en el protagonista de la personalidad a la hora de vestir un estilo Like No Other.
Pero el sombrero no es sólo una pieza decorativa. También tiene una gran función práctica, pues no encontrarás un complemento más versátil que este. No sólo te protegerá de las inclemencias del tiempo y de la exposición directa del sol mejor que unas gafas. También es la solución ideal para enfrentarse a la lluvia y te evita tener que llevar un engorroso paraguas.
PUT ON YOUR SMART SOMBRERO
Está claro que no todos los sombreros sirven para todas las ocasiones y que hay un momento especial para cada uno de ellos, que no todos tienen que convertir tu atuendo en algo demasiado formal y que no son únicamente una solución cuando nos empieza a clarear el pelo.
Si no tienes claro cuál es el perfecto para tu estado de ánimo o para el lugar al que vayas a ir no hay nada como consultar a los expertos en el tema. En nuestro país existen sombrererías especializadas que llevan años asesorando a sus clientes sobre qué sombrero llevar, cómo y cuando hacerlo.
EL RENACIMIENTO DE LAS SOMBRERERÍAS
Una de las sombrererías con más solera en Madrid es la Sombrerería Medrano, punto de encuentro en el centro para los auténticos fanáticos de los sombreros clásicos con más ciento treinta años de antigüedad. Sin duda, una de las sombrererías más antiguas de la capital y el sitio indicado para adquirir un panamá, un velours, un birrete o un bombín fabricados artesanalmente en su taller.
También tiene solera La Favorita, una sombrerería castiza situada en la Plaza Mayor desde finales del siglo XIX. Un negocio familiar que sigue apostando por la elaboración más artesanal, la especialización y por los materiales de alta calidad. Regentada por la cuarta generación de los fundadores garantiza el asesoramiento profesional y una amplia selección de productos.
Barcelona también puede presumir de contar con sombrererías antiguas: la Sombrerería Mil, que data del año 1856, y Obach, de 1924. Dos locales que han sabido combinar sabiamente los modelos más clásicos con las últimas tendencias en unos escaparates llamativos que invitan a dejar atrás todos los prejuicios que alguna vez hayamos podido tener.
Entrar en uno de estos locales es como entrar en un templo dedicado a una elegancia que nunca se pasará de moda.
En definitiva, hay que perderle el miedo a este complemento, atreverse a entrar en las sombrererías, pedir consejo a los expertos en el tema y apuntarse al nuevo tirón.
Sin vergüenza.