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Casa Marcial, la magia sencilla de Nacho Manzano

La sencillez Michelin de Nacho Manzano

Ni las Estrellas Michelin ni la gastronomía están reñidas con la sencillez. Nacho Manzano, una de las voces más singulares de la gastronomía, y su cocina son una muestra de ello.

Proximidad, calidez y ese carácter genuino que tienen los lugares especiales. Así es Casa Marcial, el estandarte de su cocina y su principal seña de identidad a pesar de los demás establecimientos del laureado cocinero (que, incluso, ya cuenta con participación gastronómica en Londres mediante el proyecto Ibérica Restaurants). Es su casa, como él la define. Y, como tal, administra las raíces de su tradición gastronómica (sus hermanas también son parte importante de su proyecto) fiel a una herencia que no está reñida con modernizar recetas de siempre. La magia de su gastronomía es, precisamente, fusionar pasado y presente en unos platos que suponen auténticas experiencias de sabor. Un motivo de peso para que esa antigua casa de postas que hoy es su restaurante esté nada menos que en el Olimpo de la gastronomía.

Tradición y vanguardia, raíces de Nacho Manzano

Su cocina demuestra que vanguardia y tradición son motivo de Estrella Michelin

Dos Soles Repsol y dos Estrellas Michelin, que revalida año tras año, son el reconocimiento a la sofisticación de su sencillez. A una carta en la que Asturias se goza en cada mordisco en un auténtico viaje tanto por su geografía como por su historia. Tradición y vanguardia a disposición de quien busque gozar, además, de un lugar en el que reina una discreta elegancia que sabe a naturalidad (tanto en los sabores como en su decoración, minimalista y obra de un artista de la zona) y excelencia, conjugadas a la perfección con el carácter de su cocina. El mismo que hace de Nacho Manzano un chef sencillo a pesar de los reconocimientos que, lejos de mirar con distancia el día a día de su restaurante, ejerce de anfitrión con la franqueza de quien agradecer cada visita como si fuera única.

Casa Marcial es un rincón en el que, además de paladear, uno se siente mimado también por todo lo demás. Sabores y texturas que ganan la partida al estómago más sibarita con delicias tradicionales vestidas de vanguardia. Y no: a diferencia de otros templos de la restauración, el recuerdo perdura más allá de una digestión. Casa Marcial persiste en el paladar y en el recuerdo del amante de la gastronomía como una auténtica experiencia delicatessen.

Foto | Casa Marcial