Brockmans /
Carlos Berlanga, el pop en estado de gracia
La Movida madrileña es inagotable. Cuando parecía que ya lo sabíamos todo de este movimiento cultural mágico asociado a la ciudad de Madrid –adorados ochentas-, llega una exposición poliédrica y elegante sobre el trabajo artístico de uno de los protagonistas más destacados de aquella época, Carlos Berlanga.
Bajo el título “Carlos Berlanga: imágenes, palabras… y música”, el comisario de la exposición, el pintor Pablo Sycet, ha querido homenajear el carácter polifacético de este artista, más conocido como músico y cantante que como artista plástico, que canalizó su impulso creador a través de lienzos, cómics, diseños para portadas de discos, carteles de películas, esculturas…
Carlos Berlanga, nacido en una familia de gran peso intelectual (no olvidemos que su padre fue el genial director de cine Luis García Berlanga) en Madrid, en 1959, y fallecido en el verano de 2002, fue una de las figuras centrales de la Movida madrileña gracias a las composiciones y letras que hizo para los grupos de los que formó parte: Kaka de Luxe, Alaska y los Pegamoides y, en especial, Alaska y Dinarama. Berlanga escribió junto a Nacho Canut y Olvido Gara algunos de los éxitos más renombrados del pop español, verdaderos temas pegajosos como un chicle bazooka, que ya forman parte del imaginario colectivo: A quién le importa, Bailando, Perlas ensangrentadas, Ni tú ni nadie o El Rey del Glam. En la década de los noventa, una vez superada la ruptura de Dinarama, Carlos se entregaría a la composición en solitario, llegando a editar cuatro discos más que a día de hoy son verdaderas joyas pop, trabajos minuciosos y eclécticos, irónicos y tiernos.
Sin embargo, el talento de Carlos Berlanga iba más allá. Su conocimiento de las artes plásticas y su pasión por todas las disciplinas artísticas, por disparatadas que éstas fueran, le llevaron a generar una cantidad de obra que hasta el próximo 23 de noviembre podemos admirar en el Espacio Cultural MIRA de Pozuelo de Alarcón (Madrid). Obra nacida del aburrimiento o de la máxima concentración, dibujos y óleos aparecidos por la necesidad fisiológica de manifestarse, de crear y seducir; en la exposición también hay sitio para ver su esbelta imagen, ya sea desde las fotografías que otros le hicieron o bien desde sus apariciones en programas de televisión como La Edad de Oro.
Ahora, en Pozuelo, podemos ver a un artista todoterreno, una especie de hombre del renacimiento plagado de inteligente posmodernidad, con el influjo del lujo y el pensamiento, el pop y el kitsch. La exposición se completa, además, con varias mesas redondas acerca de la figura del artista y con diversas proyecciones de películas que, por un motivo u otro, se relacionan con su figura (Desayuno con diamantes, Hairspray o Todos a la cárcel).
Fotos| 20minutos, diariodepozuelo