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Dry Martini: la elegancia de un icono clásico

Más que una receta clásica, el Dry Martini es en sí mismo un auténtico icono. Supone el emblema de la elegancia, de la compleja simplicidad y del clasicismo más moderno. Y, a pesar de que su elaboración forma parte del común conocimiento, convertirlo en un combinado delicioso no es tan sencillo.

A pesar de que el propio cóctel es parte y protagonista de numerosos momentos estelares de algunos de los artistas más señalados de la historia del celuloide (dentro y fuera de la pantalla), su origen es todavía hoy motivo de discordia. Para algunos, un rico minero de la baja California es el responsable (al enriquecerse, entró en una taberna y pidió que le sirvieran algo realmente único). Para otros su disputado origen está en el Nueva York previo a la Ley Seca mientras que hay quien defiende que la creación londinense del mítico Hotel Savoy es la original, ya que es la que más se asemeja a la receta clásica del Dry Martini.

"Eva al desnudo" es una de las referencias cinematográficas más conocidas del Dry Martini Imagen: Cinemelodic

“Eva al desnudo” es una de las referencias cinematográficas más conocidas del Dry Martini
Imagen: Cinemelodic

 

UN CLÁSICO TAMBIÉN DEL CINE

Su clasicismo no es solo cuestión de fecha sino, también, de universo propio. Porque si algo tiene el Dry Martini es que ha sido capaz de cautivar a nombres y hombres que han dejado a lo largo de la historia del cine y la literatura buena muestra de ello. Desde Marlene Dietrich a Roosvelt, pasando por el inimitable y único Hemingway, el archiconocido personaje de la ficción James Bond o el genio patrio Buñuel, que no dudo en incluir este cóctel en sus memorias con su propia receta.  El Dry Martini no solo ha conquistado de manera recurrente al mundo artístico, sino que incluso tiene su propia presencia en el celuloide como un protagonista más.

Más allá de su procedencia, no cabe duda de que es uno de los cócteles por antonomasia de la historia. El combinado capaz de conquistar al mismísimo Rockefeller en una época en la que la ginebra era uno de los destilados preferidos por el contrabando y poder disfrutarlo con calidad era un terreno reservado a las clases más pudientes. Un aspecto que Woody Allen reflejó de manera fidedigna en “La Rosa Púrpura del Cairo”

LA ELEGANTE SIMPLICIDAD DE TRES INGREDIENTES

Sea cual sea su procedencia, lo cierto es que el Dry Martini es uno de los sellos de la elegancia pero también de la rebeldía y la transgresión (una imagen a la que el cine ha contribuido notablemente). Algo realmente curioso si tenemos en cuenta su aparente y engañosa simplicidad. No nos equivoquemos: solo cuenta con tres ingredientes pero, precisamente por eso, el equilibrio de su mezcla es fundamental para poder saborear su espíritu.

Brockmans Dry Martini

Brockmans Dry Martini

Precisión y sutileza son claves para hacer de un Dry Martini lo que es: un cóctel en el que no cabe discusión ni temporalidad. Porque, pasadas las décadas, sigue siendo uno de los combinados que cumplen años irremediablemente en las cartas de coctelería por ser una delicia para el paladar.

LA REINTERPRETACIÓN DE BROCKMANS

A pesar de su tradición, el Dry Martini ha evolucionado con el paso de los años. La ginebra ha ido ganando territorio al vermut, por lo que incluso llega a llamarse Dry Gin Martini, en una búsqueda por refinar el combinado y jugar con su simple complejidad. Pero hay cosas que no cambian, como la típica copa que forma parte de su imagen o la aceituna como sello de identidad.

Emulando a Buñuel (que incluyó en su biografía cómo era su receta perfecta de un Dry Martini), Brockmans interpreta su propia receta. Una en la que, como marca la evolución del combinado, el gin es protagonista.