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Club Silencio, la obsesión nocturna de David Lynch

Los bajos de un inmueble histórico en París albergan desde hace varios meses uno de los locales más misteriosos de toda Europa. El Club Silencio es un espacio donde todo puede suceder; todo aquello, claro, que vaya más allá de los límites de la imaginación. Silencio es una coctelería pero también una sala de conciertos, un centro cultural y una pista de baile habitada por exquisitos fantasmas… Silencio es el nuevo proyecto de ese creador volado y retorcido, alucinado y alucinante, que es el director de cine David Lynch.

En aquella película tan extraña como nebulosa de Lynch, Mulholland Drive, ya salía un club con este nombre, Silencio. Es habitual que el cine de Lynch esté poblado de estos espacios nocturnos, guaridas y refugios, como metáforas de las copas que van y vienen, como búnkeres donde siempre habrá espacio para una mirada, un susurro o un tema exquisitamente pegajoso (recordemos Blue Velvet) que nunca se nos irá de las retinas.

Pero volvamos a la realidad, a la maldita realidad, querido lector. En este blog te proponemos que seas valiente y te adentres en el Club Silencio de París. Un sitio exclusivo –restringido para socios hasta la medianoche- y que quiere tratar al cliente como algo único. La ceremonia y puesta en escena lyncheniana explota en los subterráneos de este edificio situado en la 142 rue de Montmartre, a escasos metros de aquellas calles que patearon malditos, ilustradores y profesionales del ajenjo verde.

El cineasta David Lynch

Un rápido vistazo por este nightclub nos revela que los sueños etílicos de Lynch pasan por el oro y el negro, tonos de distinción, elegancia. Y aunque los dueños del local son otros señores de apellidos poco rimbombantes, fue Lynch el que se encargó de dotarlo de espíritu, de convertirlo en uno de los sets más cotizados de la noche parisina. El club, que se abrió a finales de 2011, cuenta también –como no podía ser de otra manera- con una pequeña sala de cine ultra-cómoda –eso dicen los que han reposado sus sueños en esa otra Fábrica de Sueños-, espacio que podrán disfrutar especialmente los socios.

Club Silencio, de esta forma, es un plan que se impone si visitas esa ciudad luminosa que es París. Las alianzas de Lynch con otras disciplinas artísticas, en este caso con un negocio propio de la noche, no podría tener mejor pinta, porque además la nocturnidad, cierta melancolía y una sensación de huida siempre están presente en los filmes obsesivos de este director estadounidense. Él es único; Like No Other!

Por cierto, si te pilla un poquito lejos este Club ya te adelantamos que Lynch estará en octubre en Madrid charlando con sus seguidores, en un encuentro muy especial organizado por el colectivo Rizoma. Hablará de cine, hablará de noche, de su peculiar universo, y de la música, el camino que parece que a día de hoy más le llena.

Fotos | Vogue , Shookdown