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Decálogo del buen uso del hielo en coctelería
Son mucho más que lo que refresca una copa. Mucho más que la nota musical característica de un vaso. El buen uso del hielo en coctelería se ha postulado como clave de cualquier receta. No es solo lo que enfría. El hielo es, en realidad, lo que marca la delgada línea roja entre el éxito o el fracaso de una determinada mezcla. Un, hasta ahora, considerado accesorio que es, en realidad, un ingrediente capital y principal de cualquier cóctel.
Por su relevancia, conviene conocer a fondo los detalles del buen uso del hielo en coctelería. No nos confundamos: por más agua congelada que sea, este tema daría para un auténtico tratado. Y no decimos esto solo por cómo se utiliza en el mundo de la mixología. Nos referimos, más bien, a que el hielo no deja de ser un ejemplo físico de transformación al que le afectan múltiples factores.
Pero no vamos a ponernos técnicos. Más bien, solo queremos pautar ciertos aspectos que nos permitirán utilizar correctamente el hielo en nuestras copas. Algo fundamental para que una receta tenga el sabor con el que se ha creado. Sin ningún tipo de alteración, física o no, que pueda suceder.
DIEZ CLAVES EN EL USO DEL HIELO EN COCTELERÍA
Entendido que el uso del hielo en coctelería tiene mucha miga, veamos algunos consejos sencillos de llevar a cabo. Unos que rigen el mundo que vive tras la barra, y que nos permitirán hacer que las recetas de coctelería no sufran cambios indeseados.
Un sencillo decálogo apto para todos los públicos, que nos facilitará disfrutar de cada trago.
1. Entender su utilidad, fundamental en el uso del hielo en coctelería
No, no es un accesorio sin más. No es solo agua congelada. Es el garante del sabor de una copa. El encargado de hacer que distintos destilados, zumos o bebidas se fusionen correctamente. Es gracias al frío como todo lo que se introduce en una copa, coctelera o vaso mezclador cobra carácter de mezcla homogénea. También, en ocasiones, facilita la creación de espuma y cremosidad de determinadas mezclas.
Y sí: sirve como articulador de la temperatura. Pero eso no es únicamente para que la copa sea más refrescante. El frío de un cóctel permite disminuir la percepción del alcohol, y permite equilibrar la mezcla.
2. Mimar la calidad del hielo
Por estos y por otros muchos motivos, mimar la calidad del hielo debe ser la prioridad absoluta en lo que se refiere a coctelería. Algo que obliga, también, a ser cuidadosos a la hora de elegir el agua con el que lo elaboramos.
Tengámoslo claro. El buen uso del hielo en coctelería pasa por cuidar todos y cada uno de los pasos del proceso de producción. Desde el minuto uno.
3. Vigilar la temperatura
No es nuevo nuestro empeño por abogar por la importancia de la temperatura del hielo en coctelería. Y volvemos a lo mismo: un cubito de hielo es mucho más que un poco de agua congelada. Precisamente y para que cumpla su función, hemos de ser respetuosos con las temperaturas que demanda.
Congelar agua correctamente no significa hacerlo lo más rápido posible. En realidad, para hacer un buen uso del hielo en coctelería, tenemos que tomárnoslo con calma. Lo ideal es que creemos nuestros cubitos en la denominada temperatura de confort del hielo. Un abanico que oscila entre los -12 y los -16 grados. Por debajo de esta temperatura, los cubitos se romperán. Por encima de los -12 grados, aguarán la copa sin dilación.
4. Nada de sabores añadidos
Por su porosidad, el hielo puede adoptar sabores indeseables. Unos que dependen fundamentalmente de aquello que haya a su alrededor. Por este motivo y para salvaguardar el sabor de la copa, es vital mantenerlo alejado de cualquier mala influencia aromática.
5. Atemperar el hielo, otra base del buen uso del hielo en coctelería
Solemos creer que el hielo debe pasar directamente del congelador a la copa. Una falsa creencia sustentada en la idea de que así no perderá su capacidad de refrigeración. Sin embargo, esto es un gran fallo. Para que el hielo cumpla su labor, debe atemperarse antes de ser servido.
Para ello, nada como sacarlo 20 minutos antes de su uso del congelador. Un tiempo perfecto para que la capa exterior, la que puede guardar impurezas, se deshaga. Un detalle mínimo que nos permitirá garantizar que el hielo sea lo más limpio posible.
6. Mantén la temperatura del congelador
El congelador también es clave en el uso del hielo en coctelería. Y no nos referimos únicamente a mantenerlo completamente limpio para evitar sabores o aromas indeseados. También a hacer un correcto uso de él, con vistas a que pueda mantener una correcta temperatura.
Por este motivo, lo ideal es abrirlo y cerrarlo el menor número de veces posible. Será así como lograremos que la temperatura de su interior no tenga oscilaciones que puedan repercutir en el hielo.
7. Elige el tipo de hielo adecuado
La existencia de distintos tipos de hielo en coctelería no es casual. Cada uno de ellos cuenta con unas características que van más allá de su morfología. Por ese motivo, es importante ser rigurosos y escoge el más adecuado para cada tipo de mezcla.
8. En la copa, la cantidad justa
Si ya es importante conocer las bases del buen uso del hielo en coctelería, no podemos desatender este aspecto. La cantidad de hielo en una copa es fundamental. Tanto el defecto como el exceso pueden influir en su sabor.
9. Revisa el hielo antes de utilizarlo
Antes de incluirlo en nuestra copa, no está de más pasarle revista a nuestro hielo. Si detectamos impurezas, aromas indeseados o, incluso, si no es compacto es momento de descartarlo. Esto es extrapolable a aquellos que presenten alteraciones, o sea burbujas, en su estructura.
10. No reciclar, otro fundamental del buen uso del hielo en coctelería
Aunque a simple vista nos parezca que los cubitos de nuestra copa permiten ser reutilizados, olvídate. Lo más probable es que el “ojímetro” nos esté jugando una mala pasada. Porque, por más que aparentemente estén en perfecto estado, no es así. Dado que ya han estado en contacto con la mezcla de la copa, ya han cumplido su función.
Por eso, parte del buen uso del hielo en coctelería es aprender cuándo retirarlo y renovarlo. Y eso es sencillo: cada vez que elaboremos un cóctel.