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Historia de la quinina: mitos y leyendas

De todos es sabido que la quinina es una sustancia que sirve para mitigar los síntomas del paludismo, la malaria y otras enfermedades transmitidas mayoritariamente por los mosquitos de las zonas tropicales.

La historia sobre su descubrimiento y cómo se consiguió suavizar su desagradable sabor hasta nuestros días, está llena de leyendas y mitos con datos curiosos e interesantes para las conversaciones de amigos, con un Gin Tonic en la mano.

En todas las historias sobre su origen, se suele situar su descubrimiento en la zona de Perú, donde los incas utilizaban esta sustancia como antipirética e inflamatoria, para bajar inflamación y fiebre, sin que sus propiedades contra la malaria se conociesen en el momento del descubrimiento de América.

Un mosquito sobre la piel a punto de picar

Un mosquito sobre la piel del brazo

Cuando los descubridores españoles llegaron a Perú, descubrieron que los nativos utilizaban la corteza del árbol de la quina como medicina para bajar las fiebres.

Posteriormente, dichas propiedades fueron observadas por la Condesa de Chinchón que dió nombre a la planta, Chinchona, e incluso al producto que se conocía en Europa como los “polvos de la condesa” o “polvos de los jesuítas” por ser dichos monjes los que la trajeron a Europa desde el Perú.

Su uso para combatir la malaria fue posterior, cuando científicos y doctores en la Gran Bretaña y en Francia descubrieron sus propiedades curativas en materia de la malaria. Para prevenir y hacer remitir los síntomas derivados de la malaria, que se transmite por las picaduras de los mosquitos, es necesario el consumo de esta sustancia o medicamento.

Su obtención se hace mayoritariamente por extracción del árbol de la quina, y aunque tras muchos años de investigación, se consiguió sintetizar este alcaloide en laboratorio, la quinina procedente del árbol tiene mayor potencia y efectividad.

El sabor de la quinina

Seguro que muchos recordaréis la expresión “está más malo que la quina” que alude al sabor amargo que tiene esta sustancia, obtenida de la corteza del arbol de la quina, la cinchona o la Chinchona, cuyo consumo tiene efectos antipiréticos, analgésicos y antiinflamatorios.

El desarrollo de productos que facilitasen su consumo evitando el amargo y desagradable sabor, tuvieron su apogeo con los preparados de los Sres. Markham y Schweppe, que desenvocaron en la actual agua tónica, o refresco de extractos que contiene quinina.

Clements Markham, que descubrió las propiedades medicinales de la quinina, mezcló dicha sustancia con agua, zumo de lima y azúcar,  para tapar los sabores amargos y así facilitar su toma a los soldados,  surgiendo así la denominada Indian tonic water, por su efecto tonificante.

burbujas de agua tónica

Burbujas de agua tónica

Más adelante, Schweppe descubrió como aportar gas carbónico de forma estable a la bebida, surgiendo así la moderna tónica que patentó siendo esa marca la conocida Schweppe’s

Pese a su origen medicinal, muchos soldados se acostumbraron a su sabor, y lo incorporaron a sus bebidas, incluso ya regresados a las islas británicas, cuando ya no tenían necesidad de consumir quinina pues el riesgo de malaria en el Reino Unido era nulo.

Quizás por costumbre, o quizás por hacer ostentación de consumir quinina para hacer notorio en sus clubes que habían formado parte del ejercito británico en la lejana India, el consumo de la tónica con quinina, mezclada con la ginebra, se ha mantenido en el tiempo, siendo una de los combinados más consumidos en todo el mundo.

Fotos | Tu oídoJohn Tann | Bubble Action