Brockmans /
Kikekeller: galería, diseño, bar clandestino y más
Cuando entras por primera vez en el Kikekeller crees que te has equivocado, y que no es exactamente el lugar que estabas buscando. Sientes curiosidad, y empiezas a adentrarte un poco más en lo que parece una tienda de muebles. Pero a medida que continúas por su pasillo, “al fondo de la trastienda” observas que no es una tienda cualquiera. Que son más de las doce de la noche y que ese espacio y muebles se conjugan para configurar un espacio lleno de misterio y buen gusto.
Pasas a una segunda estancia donde empiezas a intuir que sí, que era el lugar al que querías llegar. Si continúas por sus pasillos sin entretenerte mucho en la cantidad de muebles de diseño que llaman tu atención (algo, por cierto, complicado) llegas a lo que se podría denominar como el patio y la barra. Entonces, pides un Gintonic Brockmans y definitivamente, te encuentras en el bar clandestino que estabas buscando: el Kikekeller.
Sus dueños, Kike y Celia, lo denominan como “un espacio de muebles y objetos únicos, donde absolutamente cualquier cosa es posible”. Sin duda es especial y no hay más que poner un pie para darse cuenta. Ubicado en pleno corazón de Malasaña, en la Corredera Baja de San Pablo 17 en Madrid, se ha convertido en uno de los imprescindibles de este barrio por momentos hipster y donde todavía se respira la melancolía de la movida y los crápulas ochenteros.
Kikekeller irrumpe como muestra de que en este barrio madrileño se pueden asentar muchos de los mejores artistas y ebanistas del momento. Los kellers son expositores, relaciones públicas, diseñadores de interiores, diseñadores industriales, artesanos, reformistas, galeristas…y por la noche, abren sus puertas para un público que disfrute de esta mezcla exquisita, un tanto vintage y con mucho gusto.
Buenos cócteles, gastronomía, música, camareros en falda (o, para los más entendidos Kilts), lámparas de hormigón, o fabricadas a base de coladores, sillas de piel y forja, sillones de andamio y alpaca, piezas de tiovivo años cincuenta restauradas por ellos, revisteros con ruedas de monopatín, etc… son algunas de las maravillas que podrás encontrarte en este singular espacio.
Además de las propias piezas de Kikekeller, también ofrecen la oportunidad de exhibir sus piezas a otros diseñadores y ponerlas a la venta. Y a ti, no queda otra que pedirte otro Brockmans y disfrutar de la noche.
Foto | Natalia Apezetxea