Brockmans /
Navegar a vela en compañía del silencio
Si hay una experiencia inolvidable, de las que podemos calificar como like no other, sin duda elegiría la de navegar a vela, en compañía del silencio. Nada de motores ruidosos, nada de olor a gasolina, solamente el viento y el mar.
Con todos los sentidos puestos en la navegación, para conseguir el perfecto trimado o ajuste de las velas para aprovechar la fuerza del viento, es difícil pensar en nada más. La vista en el horizonte, las manos en la rueda del timón y el silencio solamente interrumpido por el ruido del mar y de algún pájaro.
A diferencia de la navegación a motor, en la navegación a vela se disfruta del silencio y se siente plenamente la fuerza del viento y su empuje, siendo a la vez un deporte relajante y una excelente forma de viajar, disfrutando de la costa.
Tras soltar amarras, salimos del puerto ayudados del motor pero es al salir a mar abierto, cuando izamos las velas y notamos que empiezan a portar, cuando percibimos las sensaciones de tranquilidad y sosiego, y entonces, al apagar el motor y comenzar a navegar exclusivamente a vela, cuando nos sentimos realmente libres.
Es el momento de conversar, de planear la derrota a seguir examinando la carta marina, de decidir donde vamos a fondear para darnos un baño y para disfrutar de un gin tonic perfecto. Es el momento de sentir.
Para iniciarnos en el deporte de la vela, hay muchas escuelas donde recibir un bautismo de vela, o para realizar cursos que nos permitirán entender y realizar las diferentes maniobras y gobernar la embarcación.
También encontraremos multitud de empresas de charter o alquiler de barcos con o sin patrón, para vivir esta experiencia durante un día, o un fin de semana o para realizar un viaje diferente a los habituales por ejemplo a Ibiza, Formentera o Espalmador.
Navegar a vela en compañía del silencio es una forma de desplazarse por el mar, una excelente opción para disfrutar del tiempo libre. Sin prisas, sin motor, en compañía de nuestros pensamientos.
Fotos | Pakus en Flickr