Inspiración /

Yoko Ono, la artista (mágica) desconocida

Ser la mala de la película en ocasiones no está tan mal. De esta forma, puedes hacer lo que te venga en gana, sin rendir cuentas a nadie, siendo fiel a tus principios y a tus gafas de sol última tendencia. Yoko Ono no se quitará jamás el sambenito de ser la viuda de John Lennon, la peligrosa asiática que consiguió separar a los Beatles, en especial a los dos amigos, a los dos genios, John y Paul.

Pero más allá de teorías conspiratorias,  y dejando el pasado pausado en un piano blanco, enorme, en una habitación blanca, también enorme; Yoko, la niña bien japonesa, forma parte ya de la historia del arte contemporáneo. Aquel que lleva las etiquetas de conceptual, experimental, fluxus… mundos más cercanos a los atmosféricos haikus japoneses que a la prosa gruesa de Occidente.

ESTIGMATIZADA POR SER PAREJA DE JOHN LENNON, YOKO ONO HA DEMOSTRADO SER POR SÍ MISMA UN PERSONAJE LIKE NO OTHER. IMAGEN: GISELA GIARDINO EN FLICKR

ESTIGMATIZADA POR SER PAREJA DE JOHN LENNON, YOKO ONO HA DEMOSTRADO SER UN PERSONAJE LIKE NO OTHER. IMAGEN: GISELA GIARDINO EN FLICKR

Últimamente, Yoko, gran activista en el twitter, lanza mensajes de buen rollo, paz, amor y libertad. La semana pasada la artista japonesa colgaba en su cuenta particular una foto en la que ella, asomada a un balcón, observaba el atardecer desde una ciudad europea: “City of Bilbao after sunset”. Se sentía emocionada por las luces de los edificios en un Bilbao, poco a poco, dominado por las sombras. Pero, ¿y qué hacía Yoko allí?

UN UNIVERSO ONÍRICO QUE RADIOGRAFÍA EL SIGLO XX

Vestida siempre de negro, menuda, algo pizpireta pese a su edad, Yoko ha llegado a la ciudad vasca para mostrar más de 200 piezas que forman parte de una de las retrospectivas más grandes que sobre la artista se haya hecho nunca. El Guggenheim ha recopilado de esta forma la obra multisensorial, en ocasiones más ideológica que tangible, de la artista: desde dibujos y fotografías, objetos, películas, audios, poemas, hasta performances.

El mundo de Yoko es onírico, casi mágico, poético y absurdo, también repleto de humor, pero sobre todo es un verdadero catálogo de los últimos movimientos de vanguardia de la segunda mitad del siglo XX.

"PINTURA DEL TECHO, PINTURA DEL SÍ" ES UNA INSTALACIÓN INTERACTIVA QUE INVITA AL ESPECTADOR A JUGAR. IMAGEN: MUSEO GUGGENHEIM

“PINTURA DEL TECHO, PINTURA DEL SÍ” ES UNA INSTALACIÓN INTERACTIVA QUE INVITA AL ESPECTADOR A JUGAR. IMAGEN: MUSEO GUGGENHEIM

“Yoko Ono. Half-A-Wind Show” es un enorme espectáculo para todos aquellos que conocen de verdad, más allá de la máscara popular, a la artista. Para los que se quedaron en el cuento de la bruja mala y la vampira venida del país del Sol Naciente, es el momento de descubrir de qué va este personaje Like No Other que es mucho más que la mala mujer de John Lennon. Les sorprenderá.

PERFORMANCES PARA CONVERTIR EN SENSORIAL SU ARTE

Atada a la vida como la raíz del árbol milenario, Ono decidió un buen día decir no a las penas y entregarse a la vida. Sus performances, como las que escenificó en Bilbao con motivo de la inauguración de su exposición, profundizan en la experiencia de la catarsis: sí, hay que gritar y patalear, llorar de rabia y vencer los miedos, para luego llegar a la creación, al baile, al chillido liberador, pintar por encima del aire.

EN "PIEZA DEL CIELO PARA JESUCRISTO", LA ARTISTA ENVOLVÍA EN VENDAS A LOS INTEGRANTES DE UNA ORQUESTA MIENTRAS TOCABAN

EN “PIEZA DEL CIELO PARA JESUCRISTO”, LA ARTISTA ENVOLVÍA EN VENDAS A LOS INTEGRANTES DE UNA ORQUESTA MIENTRAS TOCABAN

En Pieza promesa, una de sus performances más significativas, la artista rompe varios jarrones e invita al público a llevarse su propio trocito. Sólo una condición: volverse a ver en el mismo sitio, a la misma hora, diez años después para recomponer aquellas piezas.

CONTRACULTURA EN CUALQUIER SOPORTE

Si buceas por YouTube te encontrarás con decenas de vídeos de Yoko que la convierten, directamente, en una suerte de hechicera punk. Lleva su mensaje de paz por todos los rincones del mundo, como haciendo extensible aquel Imagine de Lennon que parece beber más de sus aguas que de las del inglés. Yoko Ono, como todo artista conceptual, se vale de cualquier soporte para predicar su propio evangelio: uno de los más logrados, obra cumbre de los inspirados años sesenta es Grapefruit (Pomelo), un libro repleto de textos y dibujos convertido en misal de cielos, pinturas y vientos. Grapefruit, una obra de suma importancia para la contracultura, editada en 1964, se atreve a elogiar los destellos de una ‘Pieza de sándwich de atún’ o proponer un nuevo cántico de eco telefónico (“Llamar todos los días y hablar/ de muchas cosas”).

 

Superada la inauguración de esta retrospectiva, el público podrá disfrutar de sus obras hasta el próximo 1 de septiembre. La muestra podría haberse llamado perfectamente Instrucciones para ser eternamente una niña. Ella, con sus ochentaypocos, seguirá jugando una y otra vez, alejada de la rumorología que la historia oficial dicta, caminando siempre por la capa de hielo más fina. Siempre al límite.

Larga vida a Yoko.