Brockmans /
Así fue Live A Night Like No Other
Pocas veces un viaje despierta los sentidos de esta manera. Live A Night Like No Other, versaba una misteriosa invitación que solo avisaba de una fecha determinada. “Ten preparado tu pasaporte”, fue lo que se les comunicó a los invitados. Un auténtico desafío para mentes inquietas, deseosas de vivir emociones. Amantes de coleccionarlas.
Los invitados llegaron al aeropuerto con la extraña sensación de saber que iban a vivir una aventura, no una cualquiera. Algo que se ratificó cuando el destino, Tánger, apareció ante sus ojos. Primera sorpresa para dejar volar la mente hacia el exotismo de un lugar en el que realmente las noches embrujan. Uno de los destinos del mundo que, por más veces que se visite, siempre sabe diferente.
Y ésta, sin salir de Barajas, no iba a ser menos: un vuelo privado era el punto de partida. Uno para llevar a los setenta pasajeros hacia un auténtico viaje nocturno de experiencias sensoriales inolvidables.
UNA NOCHE DE EXPERIENCIAS SENSORIALES
Después de aterrizar, la primera de las sorpresas reservada sobre todo para la vista: recorrer a lomos de un camello a través de la playa la distancia hasta el hotel Brockmans. Un trayecto para disfrutar del sol de África, de la magia de su costa y, cómo no, para ir acercándonos a uno de los hoteles más exclusivos de Marruecos.
Un auténtico club de Gentlemen´s convertido durante un día en un hotel con nombre de una ginebra marcada por la originalidad. Un majestuoso vigía sobre el Atlántico en el que una copa de Brockmans con su twist de pomelo rosa fue el mejor anfitrión y la mejor recepción para saborear lentamente un atardecer que presagiaba que quedaba mucho todavía por descubrir.
La noche sucedió como un auténtico viaje de descubrimiento a través de experiencias sensoriales con un único fin: crear una metáfora de los valores del Perfect Serve de una ginebra Like No Other.
UNA FORMA LIKE NO OTHER DE DESCUBRIR LA ARMONÍA DE BROCKMANS
Así, gracias a una singular Sensorial Master Class dirigida por Jesús Bernad, los invitados pudieron despertar el olfato para descubrir el singular viaje de creación de la ginebra británica. Un punto de partida para una noche en la que abandonarse al placer de las sensaciones era una hedonista e irremediable rendición.
Porque si el olfato fue el primer sentido en despertar, poco después lo hicieron el tacto y el oído. A través de una clase de percusión, los asistentes de aquella noche pudieron comprender la importancia de la armonía. Del equilibrio como clave para un conjunto perfecto, como misterio de una fórmula de once botánicos encerrados deliciosamente en una botella labrada de cristal.
Una armonía tan necesaria durante la actividad como dentro de la copa de un gintonic de Brockmans preparado para sentir la perfección de su fórmula.
BROCKMANS, ALMA DE VIAJE
Y así sucedió la noche… con una cena sensorial a la que le siguió el hipnotismo de una danza con sabor a Inglaterra; y con un concierto exclusivo para quienes pudieron saborear una noche al borde del mar con aroma a frutos negros. Con alma de viaje, con filosofía de descubrimiento.
Con la sensualidad de dejarse llevar por los sentidos para comprender que un viaje no es solo un destino sino, más bien, todo lo que éste te hace sentir con los cinco sentidos. Una gran metáfora de lo que Brockmans quiso hacer sentir en una noche digna del recuerdo.