Cócteles /
Cóctel Brockmans Hot Apple Punch
La manzana es una de las señas de identidad del final del otoño. Evoca tierra y calidez, y una curiosa dualidad entre acidez y dulzura. Quizás por eso, esta fruta tiene su particular cóctel: el Apple Punch. Uno de tradición anglosajona reinterpretado por Brockmans para dar la bienvenida a las noches frías de invierno.
En muchos rincones, es ahora cuando puede disfrutarse del olor del zumo de manzana. Cuando el otoño ya era una realidad, la recogida de la manzana se convirtió en la protagonista de los campos de muchos lugares de Europa. Un gesto que, año tras año, convierte la fruta en una de las bebidas más tradicionales del viejo continente: la sidra.
De esa costumbre popular, surgió uno de los cócteles más tradicionales de la campiña inglesa: el Hot Apple Punch. Una bebida especiada muy popular en los hogares consistente, únicamente, en sidra caliente, canela y nuez moscada.
Una mezcla sencilla de realizar que, sin embargo, es más que apreciada no solo por marcar un momento determinado del año sino, sobre todo, por uno de sus principales atractivos: su capacidad de hacer entrar en calor a quienes lo disfrutan.
Recuperando esta tradición tan inglesa, Brockmans ha reinterpretado esta receta campesina para transformarla en un cóctel caliente con la misma finalidad: retar al termómetro.
Sin embargo y a diferencia de la receta tradicional, el Brockmans Hot Apple Punch fusiona su clasicismo con algo novedoso: la presencia de la ginebra en su combinación. Un juego de aromas y matices que fusiona los tonos cítricos de Brockmans con el dulzor y carácter propios del zumo de manzana.
Un equilibrio de sabores perfecto para disfrutar del frío.
Para preparar el cóctel Brockmans Hot Apple Punch, mezclaremos en una ponchera:
– 50 ml. de Brockmans Gin
– 25 ml. de zumo de limón
Añadiremos zumo de manzana caliente, que adaptaremos al gusto del destinatario del cóctel, según su tolerancia o predisposición a la acidez.
Presentamos en un vaso de cristal y decoraremos con una rama de canela.
Y con esta sencilla preparación, nada como abandonarse al placer de la noche acariciando el vaso caliente. O, lo que es mejor, dejándose abrazar por la sensual calidez de la música.