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Cóctel Brockmans Ode to Aperol

Muchas cosas en esta vida son cuestión de aromas. De los perfumes que determinados lugares o personas nos evocan. Quizás por eso, el Aperol tiene su lugar propio en la mente y el paladar de quienes disfrutan de los alcoholes aromáticos. Un licor que, desde comienzos del siglo XX, se mantiene completamente vigente y al que Brockmans ha querido rendirle su personal homenaje con este cóctel.

Este cóctel de Brockmans es un tributo a uno de los licores con más tradición del panorama italiano que, a pesar de ser consumido durante décadas solo en una región específica, saltó sus propias fronteras para cautivar a media Europa en apenas unos años. Quizás por su carga aromática, en la que pueden reconocerse aromas de naranja amarga y la violeta de genciana, o quizás porque cuenta con su propia historia escrita a golpe de años en los botelleros, el Aperol ha vuelto a ganar su lugar en la estantería de gran parte de los locales del Viejo Continente.

Salvando las distancias con la historia de la ginebra, lo cierto es que este licor comparte con ella parte de su recorrido histórico. Nació con vocación de ser un digestivo para ser disfrutado tras una comida copiosa y, con el paso de los años, logró convertirse en un alcohol a tener en cuenta. No solo para disfrutarlo solo sino, también, como ingrediente para jugar con las creaciones de coctelería.

Cóctel Brockmans Ode to Aperol

Es curioso saber que este licor nació en el periodo de postguerra en un país, Italia, que ha mantenido en el tiempo su veneración por el vermut como parte de su tradición no escrita. Sin embargo, no sería hasta los años 50 cuando el Aperol gozara realmente de fama popular en su propia cuna. Y es que sería entonces cuando nacería el cóctel de verano más famoso que existe con este licor: el Aperol Spritz.

Una mezcla refrescante con vino espumoso que, cuentan las páginas no confirmadas de la historia de la coctelería, debe su nombre a la época de la ocupación austríaca de Italia. Unos años en los que los soldados alemanes eran los fieles clientes de las tabernas de la región del Véneto quienes solían diluir el contundente y suave a la vez Aperol con agua. Y, a pesar de no contar con una documentación estricta que lo atestigüe, lo cierto es que tendría toda la lógica: la traducción del término alemán spritzen es añadir agua al vino.

Cóctel Brockmans Ode to Aperol

Fieles a esa receta de coctelería que es un clásico renovado y que ha vuelto a protagonizar las barras de Europa, hemos querido hacer nuestra propia oda al Aperol conservando parte de los ingredientes de su cóctel más famoso: el licor que le da nombre, caracterizado por su color rojo cereza; y el Prosecco que pone el acento espumoso al conjunto.

Y, a pesar de mantener el ideario de su receta, nuestro singular Brockmans Ode to Aperol quiere incidir todavía más en uno de sus matices más singulares: su carácter cítrico. Un aspecto reforzado con el uso en esta receta de las mandarinas Satsumas, famosas por su increíble sabor y perfume.

Para preparar un Brockmans Ode to Aperol, añadiremos en un vaso alto con cubos de hielo macizo:
– 40 ml. de Brockmans Gin
– 40 ml. de Aperol
– El zumo de dos mandarinas Satsumas

Revolver antes de cubrir con Prosecco frío.

Decoramos con una banderilla de piel de Satsuma y arándanos azules.

Un tributo a uno de los cócteles más humildes y deliciosos del panorama italiano que, es también, un auténtico refugio para ponerle al frío una nota de calidez y frescura. Para dejar que las notas del jazz lo envuelvan todo como parte del placentero escalofrío que crea su atmósfera.

 

Un juego de opuestos perfecto para experimentar con los cinco sentidos y entregarse a la noche de la misma manera.