Cócteles /
Cóctel Brockmans Rosy Glow
Un tándem perfecto, un dúo que forma parte del aroma y el sabor del otoño. Especias y cítricos: dos perfumes únicos para ponerle personalidad propia a una estación que invita a guarecerse del comienzo del frío sin renunciar a disfrutar del placer.
El otoño es, quizás, una de las épocas del año con más encanto. Un paso intermedio para despedir el verano y prepararnos para el frío, acostumbrándonos al descenso de temperaturas y a los días más cortos. Una época en la que refugiarnos en sabores que aúnen calidez y frescura es clave para disfrutar la estación.
Por esta razón, la suma de especias y matices cítricos se postula como uno de los perfumes estrella del otoño. Una suma de opuestos que se complementa; y que juega con un contraste de sensaciones perfectas para sentir, simultáneamente, el cosquilleo y la placidez.
Buscando esa pareja de sensaciones que caracterizan al disfrute del otoño, hemos creado el cóctel Brockmans Rosy Glow. Una receta con la que saborear esta estación sin prisa, entregándonos simplemente al placer.
Brockmans Rosy Glow juega con los matices de especias y zumos de dos maneras: despertándolos en el paladar y evocándolos en la nariz.
Un dúo de emociones que nos hará disfrutar de una manera sensorial de las tardes tempranas y ese pequeño escalofrío todavía placentero que sentimos en ellas.
Para preparar un Brockmans Rosy Glow, añadiremos en una coctelera:
– 60 ml. de Brockmans Gin
– 20 ml. de zumo recién exprimido de pomelo
– 15 ml. de zumo fresco de lima
– 15 ml. de licor de cereza
– 15 ml. de sirope de canela
– Terrón de azúcar
– Absenta
Realizamos los zumos, reservando la piel de lima.
Mezclamos en una coctelera con hielo macizo las cantidades de Brockmans, zumos de fruta, sirope de canela y licor de cereza. Agitamos enérgicamente.
Realizamos colado y servimos en copa tipo coupette.
Decoramos con la cáscara de lima vuelta al revés, dejando la parte de la pulpa en contacto con la mezcla del cóctel. Colocar en la parte superior de la copa.
Sobre ella, colocamos un terrón de azúcar y humedecemos con un top de Absenta.
Encendemos el terrón de azúcar, y espolvoreamos un poco de canela sobre la llama.
Una receta de sencilla elaboración y complejos matices para vivir con la textura de la lana y un atardecer anaranjado como escenario. Una atmósfera perfecta para saborear con la caricia del jazz más clásico en los oídos.
Una caricia que se experimenta con todos los sentidos.