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El Corte Inglés: lo mejor de la boutique y el concepto gourmet

Los mercados y principales lonjas de la ciudad han dejado de ser esos zocos de pescaderos y carniceros que nuestros mayores, y no tanto, visitaban para adquirir los productos más frescos de nuestra más tradicional cocina casera. Hoy esto ha cambiado y sustancialmente. El Mercado de la Boquería en Barcelona, el Mercado de San Miguel y el de San Antón en Madrid, el Mercado Central de Zaragoza y el Mercado de Abastos de Barbate se han transformado en algo que va más allá de lo fresco y de mejor calidad. Hoy estos lugares son auténticas experiencias culinarias, espacios arquitectónicos aprovechados y recuperados para el disfrute de cualquiera que quiera satisfacer nuevas y urbanitas prácticas gastronómicas.

Y es esta agradable alternativa frente a las grandes superficies lo que ha hecho replantearse a estas últimas su concepto del gourmet. Y si no que se lo pregunten al Corte Inglés, que ha reconvertido sus anti glamurosas cafeterías en una experiencia innovadora. Un salto cualitativo que combina lo mejor de la boutique y el concepto gourmet.

Tú eliges, seleccionas de aquí y de allá y puedes degustarlo en las mesas de cada local (no os perdáis locales como Street Xo del recién tres estrellas Michelín, David Muñoz). También puedes pedirlo para llevar y disfrutar de las increíbles vistas de la Gran vía, el tejado de la Ópera, el Palacio Real en Madrid o de la Giralda y la Catedral, iglesia del Salvador, la Cartuja y el Metropol Parasol de los más de 1.200 metros de terraza del recientemente abierto Gourmet Experience de Sevilla.

Terraza Gourmet Experience en Sevilla

Los productos son de contrastada calidad, como suele abanderar el Corte Inglés. Buena materia prima, servicio impecable, corrección total.

Uno de los aspectos más innovadores de esta Experiencia, es poder disfrutar de este tipo de lugar incluso después de que hayan cerrado los almacenes. No sé si para hacerles un guiño a los empleados de las mismas tiendas, deseosos seguro de tomarse un cóctel o una buena copa de vino, después de una larga y dura jornada laboral. O simplemente, por el hecho y gusto de tomarte un buen Gin Tonic a media noche, delante del anuncio luminoso de Schweppes de la Gran Vía. Me parece a mí que esto último tiene más sentido.

Fotos Dominich DähnckeAnónimo Twitter