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Punk: moda y rock sin límites ni prejuicios
Quizás no haya una contracultura más contradictoria que la del propio Punk. El do yourself de los años 70 también ha terminado por ser aquello que tanto odiaba y por lo que se originó. De la protesta y burla ante los convencionalismos establecidos, se ha convertido en inspiración de modelos de alta costura, para firmas más o menos convencionales y por supuesto también para grandes casas de moda parisina.
La razón es la mezcla tan explosiva (como el mismo punk) entre libertad y estética vanguardista. El resto de la historia fue como cada uno lo asumió, independientemente del nivel social o cultural.
Es de esta forma como después de 30 años de burla a la rigidez de los convencionalismos que ocultaban formas de opresión social y cultural, surge una especie de atracción por -digamos- una forma de interpretar esta contracultura de una forma vital y transgresora, que la convierten en una nueva tendencia para todos los gustos, tanto de subversivos grupos sociales hasta ricos y famosos.
Muestra de ello son algunas de las mejores puestas en escena de Sarah Jessica Parker, la icónica actriz y creadora de tendencias de “Sexo en Nueva York”, con un tocado exagerado que simula una cresta o que Balmain, la firma de las camisetas rotas a 2.000 €, replicase el espíritu do yourself del punk con cazadoras a 20.000 €.
Pero quizás no haya mejor muestra de la esencia del punk que el resultado que se produjo en todos los niveles de su actitud, su imagen y plante. Todo podía valer. Desde esos espíritus rebelde, provocadores y rompedores de establishment –que usaban imperdibles, tachuelas, grapas o camisetas agujereadas- a ser un modelo muy influyente dentro de la alta costura, dominando pasarelas como la de Chanel, pasando por la colección de Charlotte Olympia, y apariciones estelares de su influencia en la alfombra roja. Todos estos ejemplos definen la relación del punk y la moda.
Y es que el punk tuvo su origen en el desaparecido bar CBGB, lugar donde se encontraban los ya famosísimos baños destartalados, llenos de grafitis en las paredes. El año pasado, el museo Metropolitan le dedicaba un reconocimiento en el que la máxima fue evocar cómo este movimiento logró estimular la imaginación y la originalidad. Allí se pudieron ver muchas de las prendas de la boutique londinense Seditionaries, fundada hacia 1975 por Malcolm McLaren y la diseñadora Vivienne Westwood, y que encontró toda una legión de fieles clientes entre los que destacaron los miembros fundadores de los Sex Pistols.
Fotos La prensa gráfica | Vogue