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Coctelerías históricas que, sí o sí, hay que conocer
Hay muchas formas de viajar. Para los amantes del vino, el turismo enológico es la respuesta a sus plegarias. Para los amantes de la historia, nada como optar por ciudades monumentales con mucho pasado. Algo que también es extensible a los amantes de las copas. Unos que pueden conocer algunas coctelerías históricas que dejaron huella. Y no solo eso: más allá de su leyenda, todavía hoy sus barras honran su pasado con cada receta.
Algunas de estas coctelerías históricas ya forman parte de un buen número de rutas turísticas. Un hecho que no solo atestigua hasta qué punto la coctelería ha recobrado el lugar que le pertenecía. También da debida cuenta del papel histórico e, incluso, legendario que estos locales han jugado en nuestros anales más recientes. Y es que, lejos de ser únicamente lugares en los que convergían los personajes más variopintos de las sociedades de entonces, también reflejaron hitos de la actualidad en sus creaciones.
Veamos, pues, siete coctelerías históricas que hemos de anotar en nuestro próximo cuaderno de viaje. Siete lugares en los que, a pesar del presente, podremos saborear su pasado.
7 COCTELERÍAS HISTÓRICAS QUE TODAVÍA PODEMOS DESCUBRIR
Escritores, artistas e intelectuales junto con mafiosos, militares y contrabandistas. Un crisol de personalidades singular que, años ha, conformaron parte de la leyenda de estas coctelerías históricas. Unos locales que, por unos u otros motivos, han sabido ganarse su lugar en la autobiografía de la coctelería.
1. Harry’s Bar, el padre del Bloody Mary y el White Lady
Lo que comenzara hace más de un siglo como una aventura para un par de neoyorkinos jóvenes, terminaría siendo el local que encumbró a París en el mundo de la coctelería. Harry’s Bar comenzó llamándose The New York Bar. Un nombre muy grande para un pequeño local con una sola ínfula: crear una burbuja que recreara la Gran Manzana y los sabores de sus cócteles. Sería gracias a la creatividad de Harry MacElhone, un joven bartender escocés, como se convertiría en poco tiempo en visita obligatoria para las celebrities de la época. Rita Hayworth, Humphrey Bogart o Ernest Hemingway fueron algunos de sus clientes fieles.
Sería gracias a MacElhone, que acabaría comprando el local y rebautizándolo, como nacerían algunos de los cócteles clásicos más famosos. French 75, White Lady o el mundialmente famoso Bloody Mary son algunas de las recetas que llevan el sello de un local que, todavía hoy, conserva su mítica atmósfera.
2. Bar Hemingway, o cómo el Hotel Ritz homenajeó al escritor
Sin salir de la ciudad del Sena, podemos encontrar otra de las coctelerías históricas claves en la historia. Una que, a diferencia de la anterior, ha vivido sustanciales cambios a lo largo del tiempo. Sin embargo, no es tanto su interiorismo lo que forma parte de las crónicas cocteleras. Su carácter único radica en su singular nombre, que homenajea al famoso escritor norteamericano que pasaría a la historia por sus obras literarias o sus muchas frases célebres de amantes de los destilados. Pero no por lo que podríamos imaginar.
La historia del Bar Hemingway es cuanto menos pintoresca. El escritor había vivido tiempo atrás en París, cuando tuvo que volver en 1945 como soldado americano. El objetivo de su tropa era liberar la ciudad de la ocupación, y él decidió que existía una prioridad mayor. Nada menos que liberar el bar del Hotel Ritz de la Luftwaffe, que había establecido allí su cuartel general desde su llegada a la ciudad. No solo lo logró, también lo celebró como solo Hemingway sabía hacerlo: disfrutando de 51 Dry Martini, según cuenta la leyenda.
3. Savoy, el clásico entre los clásicos de Londres
Una apuesta centenaria por la elegancia que, todavía hoy, mantiene su esencia. Y no nos referimos únicamente a su espacio sino, fundamentalmente, a su estilo. Si por algo destaca el American Bar del Savoy es por cómo su equipo de bartenders ejecuta cada cóctel. Una auténtica coreografía de manos y muñecas que destacan sobre las impecables chaquetillas blancas que son el sello personal de la casa.
La historia de una de las coctelerías históricas por excelencia se escribe en dos tandas. Por un lado, es imposible entender su magnitud sin hablar de Ada Coleman: una de los cuatro bartenders claves en la historia de la coctelería. Una auténtica pionera que sentaría las bases de la fama de esta coctelería y que deslumbró con su creatividad y su equipo de 20 barmaids. Y si Coleman fue decisiva para el éxito del local, no lo sería menos su sucesor tras la barra: Harry Craddock. El autor del archiconocido The Savoy Cocktail Book que pone en valor décadas de coctelería y creatividad.
4. Cock Bar, las muchas vidas de una de las coctelerías históricas de Madrid
Situado a espaldas de la Gran Vía, Cock Bar encierra muchas vidas dentro de su propia vida. La primera singularidad de su historia es saber que el mismísimo Pedro Chicote fue el Head Bartender del local en sus inicios, allá por los años 20 del pasado siglo. Unos marcados por la iniciativa de Emilio Saracho que, influenciado por el estilo de los locales para gentlemen de Inglaterra, reprodujo ese mismo estilo en su local. Así boisseries, sofás de cuero, una chimenea de mármol y mesas bajas conforman el espacio del Cock Bar desde sus inicios hasta hoy.
Además de disfrutar de su cuidada y actualizada oferta de coctelería, Cock Bar es el refugio perfecto para quienes quieren disfrutar de una charla tranquila frente a una copa. Y, si lo visitas, que no se te escapen los interruptores que verás por todo el local. Responden a una época de su pasado en la que Pedro Chicote unió el Cock Bar con el local que lleva su nombre, pero destinando el primero a un fin muy distinto al de tomar copas. Los timbres que todavía se conservan eran para llamar a los camareros, que solo podían acercarse a cada uno de los reservados si eran llamados.
5. Coctelería Boadas, la coctelería con más tradición de Barcelona
Hace ahora 85 años que Coctelería Boadas abrió sus puertas. Un aniversario que conmemora una de las coctelerías históricas más antiguas de España, y la primera en abrir sus puertas en Barcelona. Entre sus tres paredes (sí, tres… el local tiene forma triangular y pocos metros cuadrados) personajes de la talla de Jacinto Benavente, Dalí, Picasso o, ¡nuevamente!, Hemingway fueron catalogados como clientes habituales.
La lista de celebrities y anécdotas del local es casi tan numerosa como su oferta de cócteles. Y es que Boadas cuenta con nada menos que 1.260 recetas de coctelería. Muchas de ellas originales de Miguel Boadas, su fundador. Un hombre que aprendió el arte de la mixología en El Floridita cubano, y decidió exportarlo al otro lado del Atlántico.
6. Campbell Apartment, la clandestinidad más selecta de Nueva York
La existencia de este local es una herencia de los años de prohibición de la Ley Seca. Unos en los que la creatividad se disparó casi en la misma proporción que el número de locales clandestinos. Este es, precisamente, uno de ellos. Pero, a diferencia de esas trastiendas oscuras, este local era un ejemplo de elegancia. Su propietario era el magnate del ferrocarril John W. Campbell, y la ubicación de este apartamento de uso personal nada menos que Grand Central Station.
Durante los años de la prohibición, a este singular apartamento solo asistía una selecta lista de personas. La élite del Nueva York de la época que, además de disfrutar de un trago prohibido, lo hacía a golpe de música en directo. Con el fin de la Ley, el apartamento recobraría su papel de despacho. Sin embargo, en 1999 se recuperaron tanto su espíritu como su aspecto. Una nueva vida para un espacio con mucha historia.
7. La Floridita, una de las coctelerías históricas más visitadas
Nuevamente, Ernest Hemingway es culpable y responsable del apabullante éxito de La Floridita. Una de las coctelerías históricas más conocidas a nivel mundial, ya que fue la segunda casa del célebre norteamericano durante su vida en La Habana e incluso cuenta con una estatua suya en una esquina de la barra.
Célebre por sus daiquiris, este local con dos siglos de historia conserva en gran medida su atmósfera original. Imperdonable visitar La Habana y no descubrirla.